Me encanta cocinar, eso ya lo sabéis, pero si lo hago para mi gente, por ejemplo unos hojaldritos de roquefort, se convierte en un regalo estupendo para mi, y también para ellos claro!
Cuando propongo una cena en casa, o me proponen que vaya a algún lugar, mi cerebro comienza a buscar entre las recetas que conozco, para ver si alguna de ellas puedo realizarla para ese momento.
Si es para llevar, casi siempre realizo mis recetas estrella que sé que son un éxito y a todo el mundo le gustan, pero si es en casa… imaginación al poder!!!
Esto me pasó hace unos días, cuando tenía que preparar cena para unos cuantos. Pensé en entrantes que fueran fáciles de comer, es decir, de bocado, y que fueran templados/calientes. Abrí la nevera, eché un vistazo a lo que tenía y …. ya está!!! Esa cuña de roquefort que me miraba, tenía ya sitio en la mesa. Además realicé tostas de queso crema con mermelada de pimientos, crema de guisantes y un plato principal solomillo de cerdo ibérico al Pedro Ximénez. El postre lo trajeron ellos. Salió todo a pedir de boca, y la innovación que ahora os traigo, gustó especialmente.
Estos bocaditos son muy muy sencillos de hacer. Lo que les hace diferentes es la forma que puedas darle a los hojaldritos.
Nos ponemos?