Cuando mi hijo, BroCaldillo, era todavía un chiquillo, le encantaba merendar un buen bocata de queso con dulce de membrillo, y desde entonces lo hago para conservar. Es muy tradicional, pues lo hacían nuestras abuelas y nuestras madres y tiene un sabor absolutamente especial acompañado de requesón, o de una amplia variedad de quesos, como el queso de Burgos y muchos otros, frescos, semi-curados o curados.
Nuestra querida prima Nieves, que es un sol, cuando llega la época de la recogida del membrillo, nos regala estos frutos de su cosecha, que a Papá Caldillo le gusta comer en crudo, pero que utilizamos mayormente para hacer conserva de dulce de membrillo. ¿Habéis visto qué bonitos son? Casi da pena hasta de comérselos!
Tener una tarrina de dulce de membrillo en la nevera, viene muy bien para preparar una merienda en un periquete.
Es muy sencilla de hacer, aunque no puedes separarte de ella ni un minuto, para evitar que se pegue a la cazuela.
Nos ponemos con ello?