En un bol batimos con una máquina de varillas el azúcar los huevos y el zumo de naranja, hasta que doblen su volumen. Esto nos llevará como unos 8-10 minutos.
Añadimos el aceite, y mezclamos lo justo para integrarlo. Añadimos la mezcla de harina, la levadura química y la pizca de sal, tamizándola con un colador, y mezclamos también lo justo para integrarlo todo. Añadimos la ralladura de naranja y mezclamos.
Ya tendremos la masa de las magdalenas listas para distribuir en las cápsulas. Yo usé del número 7.
Montaje
Ahora prepararemos las cápsulas de papel, introduciéndolas en otras de silicona, o en flaneras o en bandejas de cupcakes (luego explicaré el porqué). Debemos verter masa hasta llenar las 3/4 partes de la cápsula. Yo lo hago con una manga pastelera y así mancho mucho menos.
Introduciremos las cápsulas ya rellenas en el frigorífico en la parte más fría, y las dejaremos reposar al menos 1 hora.
Diez minutos antes, precalentaremos el horno a la máxima potencia que tenga (el mío 260º). Sacamos las cápsulas del frigo y las ponemos en la bandeja del horno. Y justo antes de introducir la bandeja en el horno, con una cucharilla espolvoreamos un poco de azúcar a uno de los lados de la masa de cada cápsula.
Horneado
Ahora sí, introducimos la bandeja en el horno, bajamos la temperatura a 220º y horneamos entre 10 y 15 minutos (esto es… muy aproximado), con calor arriba y abajo, y en la posición dos de las bandejas empezando por abajo, es decir, estará un poco más abajo del centro.
Cuando veas que están doraditas, sácalas del horno y cuando no te quemen al cogerlas, sácalas de los moldes (de no papel), para que no suden. Las pones en una rejilla y si puedes esperar (yo nunca lo consigo), deja que se enfríen para degustarlas.