Hace un par de meses, realicé un curso intensivo de cocina y una de las recetas que preparamos fue una caldereta de pavo. Una carne apenas conocida para guisar y que daba muy buen resultado. Y puedo aseguraros que así es.
El curso «Carnes y postres» lo impartía Chema de Isidro, un tipo genial que nos mostró cómo amaba la cocina y nos invitó a amarla a sus alumnos también. Éramos un grupo muy heterogéneo. Había un pareja que atendía un bar de polígono en el que tenían que inventar platos del día contundentes, un par de chicos que nunca habían cogido un cuchillo en su vida, amas de casa reinventándose, y chicas como yo queriendo aprender más.
Nos enseñó trucos estupendos para atender de manera correcta a nuestros comensales. Esa cocina de antes en la que los caldos, los guisos, y los postres manufacturados eran sus personajes principales y las patatas sufflé, la sopa de fresas, y otras muchas cosas un poco más sofisticadas, los personajes secundarios.
Estoy segura de que cada una de las personas que estábamos en este curso salimos con la sensación de haber aprendido mucho, de dejar de tener miedo a muchas cosas, y, sobre todo, con ganas de mucho más. De verdad no puedo por menos que recomendar los cursos de Chema y la capacidad que tiene tan estupenda para meterse a todos en el bolsillo desde el primer momento.
¿Os apetece probar a hacer la caldereta de pavo?